Cuando los Beatles regresaron de su famosa aventura en la India , vinieron cargados de
inspiración y trajeron consigo muchas canciones escritas para su nuevo álbum.
“The White álbum”
apareció a finales de 1968 y se convirtió en un fantástico experimento en el que
cada uno de los miembros de la banda aportó su talento particular para crear un
álbum absolutamente genial, que dejo al mundo con la boca abierta de admiración.
Una buena parte de las canciones que componen el álbum, se
gestaron como ya he dicho durante las jornadas de convivencia con el Maharishi
Mahesh Yogi, en la ciudad de Rishikesh
en las estribaciones del Himalaya, pero otras como es el ejemplo de “Blackbird”
la compuso Paul McCartney en la más absoluta intimidad de su casa.
Cuenta Paul que despertó una mañana al escuchar el canto de un mirlo, y que este le inspiró la melodía de la canción. Ya desde el principio, al escuchar las primeras notas de este nostálgico tema, Paul solo con su guitarra acústica Martin, crea la ilusión de estar ante todo un cuarteto de cuerdas, una sensación casi mágica, acompañada por una suave percusión que aunque parezca el compás de un metrónomo, se trata tan sólo del sonido de su zapato golpeando el entarimado del suelo. Los bonitos trinos de los mirlos se añadieron después.
Cuenta Paul que despertó una mañana al escuchar el canto de un mirlo, y que este le inspiró la melodía de la canción. Ya desde el principio, al escuchar las primeras notas de este nostálgico tema, Paul solo con su guitarra acústica Martin, crea la ilusión de estar ante todo un cuarteto de cuerdas, una sensación casi mágica, acompañada por una suave percusión que aunque parezca el compás de un metrónomo, se trata tan sólo del sonido de su zapato golpeando el entarimado del suelo. Los bonitos trinos de los mirlos se añadieron después.
Respecto al mensaje de la canción, McCartney se inspiró en
las noticias de la prensa sobre los tumultos raciales en Estados Unidos, a
mediados de 1968, y es una metáfora de la lucha de los negros por sus derechos
civiles.
Durante toda mi vida me ha acompañado esta canción, casi
puedo recordar la emoción que sentí el primer dia que la escuché siendo todavía
un niño. No hay duda de que se trata de unos de los mejores temas acústicos de
la historia. Paul en el mejor momento de su vida, puso toda su alma para
componer esta pieza única e irrepetible, dejándonos este precioso legado.